Las cosas van más lento

Sí, como la canción de Pánico, «las cosas van más lento y creo que es normal».

Han pasado 3 años desde la última vez que escribí por aquí. Pasó de todo. Y lo principal es que llegó Matilde Emilia, mi segunda hija. No he regresado a Chile y aunque he tenido planes no se ha dado la mano. No ha sido fácil planificar y concretar un viaje en medio de la rutina que comencé a vivir a partir de octubre de 2016. Ese mes todo cambió. Luego nos cambiamos de casa, compramos auto, Olivia entró al kinder y nació Matilde.

Las cosas se estaban acomodando para ahora sí ponerle fecha a un viaje, pero Chile despertó y decidimos esperar. El 2020 era el año. Qué podía salir mal… qué podía salir mal? Una pandemia mundial, algo que me quitara la posibilidad de seguir trabajando, una contingencia que llevara a cerrar todo… algo que hoy nos tuviera encerrados hace ya más de un mes.

Y puta la weá… pasó. Hay días que la llevamos bien, otros más o menos y otros pésimo. Como todos, creo yo.

Lo terrible no es lo que ha pasado, sino lo que nadie sabe que viene. Yo ya no sé qué pensar. Quisiera recuperar mi trabajo, ordenar otra vez muestras fechas e ir tan pronto como se pueda a Chile. Quisiera que Matilde pueda ir a sus vacunas del primer año de edad. Que Olivia tenga su fiesta de cumpleaños. Que Daniela reactive Pompons. Quisiera que recuperemos algo de la normalidad que teníamos hasta inicios de marzo y retomar los planes.

Llevábamos 3 buenos años a los que nos había costado muchísimo llegar hasta que a un weón se le ocurrió comerse un murciélago. Pero bueno, tampoco es pa llorar. Vamos a seguirle a la rutina y a esperar, aunque las cosas vayan más lento y crea que es normal.

Bustok

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