El primer diente de Olivia

El jueves recién pasado (hoy ya es sábado) Olivia me volvió a sacar lágrimas de felicidad. Es raro, porque todos los días pasan pequeñas cosas que me emocionan de mi pequeña hija y me hacen muy feliz. A veces van desde una simple risita a sustos que no quisiera repetir nunca más. Pero como decía, el jueves 25 no fue un día común.

La primera vez que Olivia me robó lágrimas fue la mañana del 11 de octubre del año 2013. Esa madrugada, porque recuerdo que eran cerca de las 6 de la mañana!, con Daniela vimos aparecer las rayitas de color morado que indicaban que un ser estaba viviendo al interior de su guatita. Lógicamente el sexo y el nombre «Olivia» no figuraban en nuestros pensamientos durante aquellos días, pero por cada día que miro crecer a mi hija, más me convenzo de que esas primeras lágrimas que se me cayeron fueron por ella, por mi Olivia, no por el pirigüín que comenzaba a imaginar… Y es que poco a poco el recuerdo del «ser» se ha ido borrando para dar vida a un recuerdo de un «ella», mi pequeñita.

La segunda vez fue en una visita a la doctora, ya sabíamos que Olivia era Olivia, pero más allá de ver unas imágenes un poco borrosas en blanco y negro hasta ese minuto nunca habíamos tenido un acercamiento tan importante como lo fue escuchar latir su corazón. Es cierto, saber que era niña fue emocionante y sentirla moverse en la guatita de Daniela fue… CSM!, pero oír su corazón fue darme cuenta de que ahí adentro había una vida… una vida que yo y Daniela habíamos creado. Oír esos ruiditos fue sin duda la parte más emocionante de todo el embarazo, pues yo lo viví como si fuera su voz diciéndome «Hola, papá, acá estoy esperando poder salir». Faltaban dos meses para que llegara, pero ese sonidito fue como si sacara su mano y me saludara. Mientras Daniela en la camilla se secaba las lágrimas, yo en un rincón hacía lo mismo. Olivia me estaba haciendo llorar de emoción una vez más.

La tercera fue la primera vez que la vi. Eran las 11:07 de la mañana del 31 de mayo de este año. Es raro porque mis lágrimas podrían haber caído en cuanto comencé a ver su cabeza asomarse, pero no podía. Olivia daba trabajo a su mamá y a los doctores y se negaba a salir a pesar de estar ahí, a las puertas de darme su primer beso. Daniela no la estaba pasando bien. Los doctores, tan fríos ellos, sólo querían hacer rápido el trabajo. Y yo estaba ahí… con un llanto a punto de explotar, pareciendo esperar algo para ser sincronizado. Era el llanto de ella… era su autorización lo que estaba esperando, pues con su primera demostración de «aquí estoy, ya llegué», mi llanto brotó casi a la par con de mi hijita. Fue hermoso.

Ya con ella en casa y a pesar de haber costado mucho los primeros días todo ha sido alegría, no me puedo quejar. Olivia nos ha hecho reír, asustarnos, preocuparnos y llorar muchas veces. Pero siento que todo es parte de un todo, no?. Y claro que sí, todo ha sido parte del «aquí estoy, ya llegué».

Olivia AgustinaEste jueves yo estaba ocupando una máquina para lijar un mueble. Una máquina que mete un ruido que no me deja escuchar nada de lo que pasa a mi alrededor. Por eso no escuchaba a Daniela que me gritaba desde la pieza. No sé cómo lo hizo, pero cuando por fin logró que captara su atención y apagué la máquina me asustó mucho. Tenía los ojos desorbitados y me llamaba para darme una noticia. Fue en un lapso de 2 segundos que imaginé lo peor, dos segundos que fueron eternos, pero que se borraron como el recuerdo más lejano a penas logró decirlo (o gritarlo): «Olivia tiene un diente!!».

Obvio que al principio uno cree que es una broma, sobre todo cuando la Olivia aún no cumple los 4 meses, pero vamos, Dani tampoco es alguien que se caracterice por hacer ese tipo de bromas. Fui, miré la boca de Olivia y ahí estaba, una pequeña rayita blanca que al tacto se sentía filudita y dura, era su primer diente y en definitiva la primera oportunidad en que Olivia me volvía a arrancar lágrimas de emoción comparables sólo a las veces que más arriba comentaba.

Yo sé que estos momentos son únicos y exclusivos de los padres primerizos como yo, es más, yo sé que hay gente a la que ni le importan este tipo de cosas. Pero yo hoy no me siento tan bien y ver crecer a mi hija con este tipo de demostraciones me hace muy feliz. Me saca de los malos ratos y transporta al universo Papá Feliz – Hija Creciendo. Entonces todo cobra más sentido aún.

Gracias hija y aunque todos los días me haces muy feliz, sigue… dale… dame muchos días más así. Verte crecer me vuelve loco… de amor y de orgullo. Te amo.

@nomasfe

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