El Día en que me Confesé con Fakuta

Sí, esto fue todo un proceso de confesión, desde el minuto en que entré al confesionario hasta el momento en que salí, puedo llamarlo con toda seguridad, «una experiencia religiosa». Pero vamos por parte.

Sábado 01 de mayo, 19.00 Hrs, día del trabajador y mientras más de la mitad de los seres mortales descanza del feriado legal, en el centro de Santiago y sobre un puente que cruza el río más polémico de mi país, una de las obreras musicales más talentosas que he conocido en el último tiempo se disponde a recibir en un cubículo ultra oscuro y cerrado a una serie de nn´s que irán desfilando al ritmo de sus canciones entrando y saliendo, tal acto de confesión entre el párroco y el feligrés.

Es el ciclo «El Río Suena Para Uno» y ahí estaba yo, preparado y un poco nervioso, dispuesto a confesar, no mis pecados, sino mi humilde cariño y admiración por Pamela Sepúlveda «Fakuta», la chica que le daría sonido y color a la oscura habitación en que esperaba a los seres que pasarían a oír algo de su música.

Vaya q es complicado hacer un comentario de esto, pues a diferencia de una tocata «normal» acá no hay una visión del todo, nisiquiera la mismísima Fakuta lo podría detallar, pues por más que sea la artista y protagonista principal en toda esta historia, ella también pierde la noción de lo que pasa por la vida del público q espera afuera, de los q están a punto de entrar y de los que acaban de salir.

Complicado! Pero intresante. Y es obvio que así se disfrutan más estos momentos.

Como ya me había perdido el día anterior el paso de la Pequeña Gigante Dadalú (todo por un tema de logística amorosa), esta vez no quise especular y temprano y a tiempo me presenté sobre el puente, sí, sobre el Teatro del Puente, uno de los lugares que según tengo entendido, es único en su especie.

Previo acto solemne de fichar mi nombre en una lista que indicaba mi turno para ingresar a la cabina, el «Marcos Bustok» quedó impreso tras 5 nn´s que fueron los que me antecedieron.

Una vez cerrado el gabinete, una especie de ataud con puerta, los seres humanos comenzamos a desfilar y desde afuera se podían distinguir algunos de los temas que iban sonando. Así, uno a uno, los 5 que me antecedían fueron avanzando. Al salir el quinto era mi turno, la cámara en Rec y las indicaciones de la anfitriona, eso de que el celular y que el flash y que la puerta y que no se qué y bla bla bla… Yo sólo quería entrar.

Una vez dentro, saludé a Pamela, me reconoció que estaba algo nerviosa, uno de sus instrumentos le había jugado una mala pasada y debía hacer gala de su ingenio para salir del paso sin defraudar. Quizás yo estaba más nervioso que ella y aunque no hubieran motivos, la weaíta adentro es otra cosa y es normal sentirse así.

Era como una pieza de 2×2 pero dividida por la mitad con una pequeña ventanilla en medio para el contacto visual, un tanto ilumida la zona del artista y totalmente oscuro el sector del espectador. Unas breves palabras, una talla un tanto fome de mi parte, es que no le podía preguntar por las Laura Palmers!! pero filo, ella entendió mi discreto humor y lamentó no tener allí al trío de señoritas que siempre la acompaña.

El tema que me tocó fue Virreinatos, una melodía que gracias a ella misma ya tengo la suerte de tener en mi play list, así que fue una bonita sorpresa tener el agrado de escucharlo sólo para mí. Y es que en eso pensaba en ese minuto y tal como dice la niña del comercial de papel higiénico, «y yo no creo q sea gran cosa», me sentí importante y privilegiado, pues sabía que nadie más era parte de ese face to face, con Virreinatos entre medio.

No soy crítico y jamás pretenderé serlo ni parecerlo, es por eso que no ahondaré en la presentación en sí. A mi gusto fue sublime y punto. Me gustó mucho y esa es la idea de este relato, comentar la experiencia. Despedida correspondiente y volví a la luz del puente, contento de escuchar un tema conocido por mí y de darle el pase a Danii que iba toda nerviosa entrando a por su tema.

Feliz de haber vivido esa experiencia tomé posición en uno de los ventanales observando el Mapocho, el Puente Pío Nono y la pila de edificios y luces q a esa hora se veían, de fondo sonaba Armar y Desarmar y yo, sin hacer grandes análisis, cerraba el día contento de haber sido parte de esta presentación única.

Un gran saludo para ella y espero volver a vernos pronto!

PD. Las fotografías son sólo capturas de un video que espero subir pronto. Por asuntos de tiempo no lo he subido al Yutuv.

Bustok.

3 pensamientos en “El Día en que me Confesé con Fakuta

  1. interesante experiencia, lástima que me enteré un poco tarde… antes que termine el ciclo de el río suena para uno, me gustaría asistir … me perdí a Fakuta, Dadalú y Gepe… pero ya me imagino que debe ser una experiencia única y emocionante…..
    te leo! 🙂

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